Octubre
2015
Barrio
La Paz: La comunidad que pudo ser y no fue.
E
ntre
fines de 1970 y los primeros años de los 80´ me toco vivir y en parte
protagonizar, un momento esplendoroso y repleto de esperanzas en nuestra zona. Podríamos
denominar a este tiempo histórico “La Primavera de La Paz”. La lucha por la vuelta a un sistema de vida
democrático y su consecuencia, la alegría de volver a ser libres, fue para
nuestro barrio un momento de gran esplendor militante. La increíble
experiencia de las Comunidades Eclesiales de Base en nuestra parroquia,
y su movimiento de formación de líderes,
fue foco de atracción para una
importante cantidad de activistas de todas las corrientes políticas e ideológicas. Confluíamos
todos en profundas batallas, discursivas y organizativas, por querer ser los primeros en hacer las cosas. En estos años, no había dudas sobre la
honestidad personal e intelectual de quienes batallábamos. La gran movilización social que esto producía,
nos creaba la ilusión que todo iba ser mejor en nuestro barrio. Sin embargo,
mas de 30 años después, la realidad que los Lapacences hemos sabido construir,
o en el mejor de los casos, hemos dejado que se consolide observando pasivamente, es muy distinta a
nuestros sueños iníciales.
Un poco de historia
S
i tomamos como zona, a “La Paz”, podríamos
acordar que es el territorio que abarca el oeste de la ciudad de Quilmes, desde
Camino Gral. Belgrano hasta Av. Dto
Alvarez y desde Av. Pasco Hasta Av. San Martin. Esta zona de unos 9 km
cuadrados, nos es común a todos los que
habitamos por acá. Sus características:
a) dos arroyos que cruzan todos los barrios. B) sin pavimentar las avenidas que nos integrarían al distrito; R.
Lopez, 12 de Octubre, Amoedo y sus
respectivos puentes sobre los arroyos Las Piedras y San Francisco. C) un solo
puente y calle pavimentada que nos conecta con la localidad de SF Solano. D) estructura
socio cultural parecida. d) historia de
crecimiento poblacional común (asentamientos).
A fines de los 70´se realizaron los últimos
loteos regulares en estos barrios. Quedo
así, conformado y cubierto todo el espacio posible de urbanizar. Se
tuvieron en cuenta terrenos libres para posteriormente
ordenar el sistema educativo, el sistema de salud, plazas, iglesias, etc y los niveles del suelo, a fin de que toda la
zona pudiera desagotar hacia los arroyos. Con
excepción del barrio Km 13, el resto del suelo habitable se loteo y se
realizaron las construcciones de viviendas en forma ordenada, de acuerdo a las normas urbanísticas
vigentes. El
resto del suelo disponible era zona rural de bañados y pantanos. Estos espacios rurales, quedaron entre los arroyos y formaban parte de los 300 o 400
metros que separaban a estos de las zonas habitadas. Durante épocas de copiosas lluvias, los arroyos
desbordaban y el agua llegaba a los límites de las viviendas. Solamente
una Sudestada, acompañada de lluvias
torrenciales, ponía en riesgo y efectivamente inundaba parte de algunos
barrios. Recuerdo el año 1969 o tal vez 70, mi casa, la
ultima del barrio a 350 mts del arroyo San Francisco, se inundo. El agua subió
más de 30cm en nuestra precaria vivienda. Una sudestada de este tipo se volvió a
manifestar en el verano de 1985, como
muchos recordaran. Después, hasta nuestros días, no volvió a ocurrir un fenómeno climático de
estas características. Sin embargo, últimamente, nos inundamos varias veces al
año.
El barrio en el que crecí comenzó a
cambiar en 1981
A
fines de los años 70, esta amplia zona que denominamos “La Paz” tenía entre 15 y 20 mil habitantes, aproximadamente. Se
calcula que actualmente somos entre 70 y 80 mil vecinos.
Una densidad poblacional que se fue
construyendo y constituyendo en base a la toma informal de tierras. Vecinos,
amigos, familiares del barrio y de otros lugares, desesperadamente fueron
tomando tierras inundables y con suelo contaminado. Una especie de “cultura del asentamiento” se propago en esta zona.
En poco tiempo, se multiplico varias veces la población.
1981
La dictadura comienza a decaer, se producen
los primeros movimientos de oposición más o menos organizados y de gran volumen.
Parte del sindicalismo comienza su lucha, los organismos de derechos humanos amplifican sus reclamos, se produce en Quilmes
la “Marcha del Hambre” convocada por el Obispo Jorge Novak, etc. La dictadura produce una modificación en la
ley de alquileres, lo que junto a la
famosa “1050” que indexaba los créditos hipotecarios, deja sin casa y en la
calle a gran cantidad de Argentinos. Entre los afectados, hay mucha militancia
política. Estos, paulatinamente, renovaban su accionar. Se comienza a percibir,
cierta debilidad de la mas sangrienta
dictadura de nuestra historia.
De alguna manera que desconozco, esta
problemática básicamente urbana, de centros de ciudad, aparece en nuestro
barrio y el padre Raúl Berardo, a cargo de nuestra parroquia, impulsa
iniciativas de toma de tierras como respuesta. La tierra es de Dios, decíamos.
En Quilmes, en el barrio La Paz, el cura Raúl
Berardo conducía un proceso que estaba consolidando un gran movimiento
socio-religioso formando líderes barriales más o menos esclarecidos y con capacidad organizativa; Las Comunidades Eclesiales de Base. Este movimiento, contaba con gran apoyo institucional de la Iglesia Católica en
la persona del Obispo Jorge. En la parroquia, mi rol era la conducción
táctica de unos 400 jóvenes organizados
en pequeños grupos y en todos los barrios. Para ello, se instrumento una comunidad de jóvenes
responsables, “la convivencia”. Esta “convivencia
juvenil”, era una escuela de formación de cuadros dirigentes que tenia la particularidad
de convivir en una misma casa, forjándose como “hombres Nuevos” (documento de Puebla). La
conducción estratégica la ejercía el “Padre Raúl” como lo llamaban todos, o “Raúl”,
a secas, como algunos lo llamábamos. Jorge
Escaris y Elisa Palomba, cuadros Peronistas con los que Raúl había compartido
parte de su experiencia de cura obrero en los 70, fueron convocados para formarnos en metodologías de organización
y conducción política.
El Padre Raúl, en esos años visita seguido
el Brasil. Hay allí un gran movimiento, que lucha contra la dictadura brasileña.
Movimiento Político- social, donde las
Comunidades Eclesiales de Base tienen un fuerte protagonismo (Lula es un
emergente de este movimiento). En esos
viajes toma conocimiento, o tal vez también contacto, con el Movimiento de Los
Sin Tierra. Organización de campesinos
que toman grandes extensiones de tierra para trabajarlas y alimentarse.
Seguramente, esa experiencia lo llevo a idear la toma de tierras en “La Paz”
cuando acudieron a pedirle ayuda los desalojados de la dictadura.
Así, a fines de 1981, se producen las
primeras tomas en el barrio. La experiencia de ocupación informal de
tierras en el país, eran las villas de
emergencia. Raúl, propone un nuevo tipo; el asentamiento planificado y organizado.
Se trata de crear barrios, conectados e integrados al resto de los barrios ya
existentes. Por tal motivo, se respeta el trazado de las calles y el
ordenamiento de terrenos con las medidas estándar en cada manzana. Estos objetivos son logrados en alto grado,
debido al nivel de organización ya
existente en la zona. A fines de 1981,
unas 1500 familias se habían asentado y comenzaban a construir sus casas y a
organizar los servicios básicos.
Luego de estos primeros “asentamientos” y ya en democracia, se comenzaron
a multiplicar las tomas de tierra.
Parecía que todo “militante” que se precie, debía organizar una toma de
tierras para demostrar su compromiso. Así, se tomaron primero todos los espacios
internos del viejo barrio reservados a plazas, escuelas, centros de salud, etc.
Y luego, hasta nuestros días, todos los bañados, pantanos y basurales.
El grupo de compañeros del que fui parte, generacional e ideológicamente, en nuestra primera juventud,
participamos activamente de los primeros asentamientos. Ya en
Democracia, nos comprometimos con la vida política del país, aceptando la
legalidad de la república. Sin embargo,
no dejo de preguntarme por aquel comienzo de tomas de tierras, que desato el
trazo grueso de cómo iban a configurarse nuestros barrios. Me pregunto sobre la tristeza que veo en
nuestros vecinos adultos, los que con
tanta esperanza compraron sus terrenitos en los 60 y 70. Sobre el dolor de los que pudieron vender e
irse y también sobre la recomendación que nuestra generación hace a sus hijos
de que, en lo posible, organicen su
futuro en otro lugar mas saludable.
También
me pregunto , si nuestros lideres hubiesen
sido mas sensatos y razonables, tal vez nuestro
querido amigo Agustín Ramírez, estaría todavía con nosotros.
La Paz, una muestra del fracaso de
las políticas públicas en Democracia
L
a democracia, como el mejor de los sistemas
políticos o tal vez como el menos malo de los sistemas políticos que haya
experimentado la humanidad hasta el momento, en nuestro país se ha demostrado
incapaz, por ahora, de resolver problemas básicos. Problemas como la
planificación del territorio nacional, su urbanización de acuerdo a la densidad
demográfica, el acceso a la tierra y vivienda de todos sus ciudadanos, la
planificación de la salud y educación, etc,
son cuestiones básicas de preocupación y ocupación inmediata de cualquier
sociedad política, democráticamente organizada.
Teniendo en cuenta nuestras enormes riquezas naturales, de las que todos
somos consientes y los recursos humanos de calidad que forman nuestras
universidades, es menos entendible aun. En este sentido, los últimos 30 años de nuestros barrios, son una
clara muestra de la desidia, el abandono y el cinismo de la clase dirigente de
nuestro pais. También, en términos de
autocritica, el completo fracaso de toda una generación. Los emergentes, como actores políticos y
sociales, en el advenimiento de esta última etapa democrática.
Me pregunto ahora, y pregunto , ¿es todavía”
La Paz” una zona viable de ser urbanizada y organizada para una vida social más
o menos ordenada y digna?. Es todavía posible resolver los graves
problemas de infraestructura que posibilitarían una vida urbana medianamente normal?
. Es posible un sistema educativo, de
salud, de seguridad y un medio ambiente razonable en semejante concentración
poblacional con altos niveles de marginalidad y exclusión?. Me gustaría encontrar respuestas optimistas!!.
Esta
descripción, de la historia y la realidad de nuestros barrios del oeste de
Quilmes que llamamos “La Paz”, trata de incorporar
una mirada realista para pensar soluciones posibles. Entiendo que no será fácil. Por formación
política e ideológica he sido, y creo que todavía lo soy, irremediablemente optimista. Como siempre, pienso que lo mejor esta por
venir. Depende, en parte, de los que
formamos parte de aquella generación de la “primavera de La Paz”, pero fundamentalmente de los más jóvenes. Los años que vienen, a mi criterio, serán
determinantes en la configuración definitiva de estos barrios. La
responsabilidad es política. Los que gobiernen el país y la ciudad de Quilmes
en los próximos años y sobre todo la participación de los jóvenes Lapacences,
determinaran, si en estos barrios se
podrá aspirar a una vida urbana digna y normal o serán, definitivamente, reservorios
de marginalidad y exclusión.
Omar Niz.
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